Carteandome con Audrey

Wednesday, May 15, 2013






Había una vez un camión lleno de conejos…


Los conejos no sabían donde iba el camión pero cuando nacieron ya los habían visto desde sus jaulas en la granja, transportando a otros conejos, así que no se sorprendieron cuando los cargaron en el enorme transporte. Algunos estaban excitados, llenos de curiosidad, preguntándose donde los llevaban, otros más bien asustados se quedaron inmóviles en una de las paredes de la jaula y otro roían los barrotes tratando de buscar una salida. Pero sintieran lo que sintieran el camión se puso en marcha. Así pues dos de los conejos que roían los barrotes se pusieron a hablar.
-No puedo romperlos- decía uno.
-Por mas que me esfuerce yo tampoco- contestó el otro.
El primer conejo empezó a mirar a su alrededor y se dio cuenta que desde fuera las jaulas de los demás eran distintas a lo que el veía dentro, por lo tanto la suya también tendría fuera una de esas diminutas baldas y concluyó que ahí podía estar la clave para abrir su puerta.
-Ves una balda en mi jaula? Le dijo al segundo conejo. -si ¡¡ - contestó entendiendo su intención- quizás pudiese llegar alargando mi pata. Y así fue un suave giro de la pezuña venció el cerrojo y la puerta se abrió fácilmente.
-Libre ¡¡ grito el primer conejo mientras giraba la balda de la jaula de su compañero.
Habían descubierto como abrirlas, así que comenzaron a sacar los cerrojos de todos los conejos. Pero cual fue su sorpresa cuando solo unos pocos salieron con desconfianza, el resto seguían dentro, sin ninguna intención de moverse.
-Vamos, somos libres¡¡- gritaron los 2 conejos.
-Libres para que?? Dijo uno de los conejos asustados.
-Pues para decidir lo que queramos, amigo mío.
- respondió el primer conejo. -Pero yo no se que quiero – respondió.
- Es que siempre han decidido por mi- amplió otro.
-Pues yo si se lo que quiero, quiero que los de siempre decidan por mi, que nada cambie- argumentó uno con aire soberbio.
El camión se alejó mientras los 2 conejos y los pocos que habían bajar lo miraban sin mediar palabra.
-Y ahora que hacemos?- preguntó uno de los conejos a los 2 que habían abierto las jaulas.
-Yo me voy al bosque, a investigar que hay??
-Pero en el bosque hay halcones y zorros¡¡- dijo otro asustado.
-También hay ardillas, pájaros y arroyos, hierba fresca y huecos árboles donde guarecerse. – Dijo el primer conejo
- de todas formas no tenéis porque seguirme, guiaros por vuestro corazón.
- Como se hace eso?- preguntaron
-pues de la misma forma que salisteis de la jaula, luchando , buscando y deseando por encima de todo.
-Pero nosotros salimos porque tu la arbristes¡¡, te seguíamos a ti no a nuestro corazón- le gritó uno de los conejos alejándose malhumorado por la carretera, mientras el resto le seguían.
El primer conejo se sintió impotente y responsable pero sabiendo que nada ya podía hacer por ellos.
Mientras el segundo conejo le decía… -mi corazón me dice que me venga contigo, que juntos veremos venir mas lo peligros y descubriremos mas, que donde uno no llegue el otro llegará.
Así pues los dos se perdieron entre los arbustos en busca de más cosas que aprender.
Moraleja: cada cual ha de abrir su propia jaula , pero tranquilo, nunca estas solo.

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