Carteandome con Audrey

Tuesday, September 24, 2013

FUEGO Y CENIZA
“Se sentía pequeña en ese inmenso mundo sentada entre la de piedra y ceniza, aun sentía el calor de los restos de lo que un día fue su casa, el humo subía hacia el cielo disolviéndose en el paisaje y disolviendo los recuerdos, su mente empezó a dejar de recordar de mirar hacia atrás no había nada que recordar, y tanto por hacer.

El incendio duró toda la noche ante su mirada, ni siquiera fue ella la que advirtió a los bomberos de que su casa ardía, al ver la llamas volviendo a su casa por la noche se sentó en una piedra cercana y dejó que el fuego crepitase y se hiciese fuerte, alto ... interminable. Sus pupilas solo veían el ámbar y el rojo bailando entre sus paredes, sabiendo que dentro estaban las mantas que le había regalado y los cuadros que un día colgó.


No sentía miedo, ni pena, ni nada, no sentía simplemente miraba y olía el humo que lejos de intoxicarla la purificaba.

Llegaron muchos hombre con grandes camiones y con las mangueras acabaron rápido con el incendio, no quedaba ya mucho que apagar. Todo se quedo a oscuras mientras ella seguía apoyada en la roca mirando los brasas.

Uno de los bomberos quiso llevarla al hospital, pero ella no accedió, no hablo, solo se quedó ahí mirando las cenizas y negando cualquier necesidad de ayuda con la cabeza.

Fue el alba la que la convenció, los primeros rayos de luz de la mañana hizo que se pusiera en pie y se acercase a lo que quedaba, ayer una casa hoy carbón y ceniza... Siempre creemos que todo esta a salvo, que estamos seguros y lo que un día fue un hogar , se transforma rápido en un montón de basura que recoger, caminó entre lo que había sido una cocina, revisó los 4 cacharros negros que aun se podían identificar como ollas y sartenes, una vieja figura de un payaso rota y requemada amanecía tras los restos del buffet del comedor y no quedaba ni rastro de las colchas cosidas a mano que había hecho hacia ya muchos años, seguía sin sentir pena, seguía sin sentir nada ¿nada? bajo su mirada y en sus pies vio un marco de fotos también roído por el fuego pero dentro la foto de su niñez en la que sonreía en un parque se había salvado la miró y de sus ojos comenzaron a brotar lagrimas infinitas, silenciosas sin gesticular ningún músculo, simplemente salían de sus ojos petrificados en la foto. La última vez que recordaba que había sonreído.

Miró en su bolsillo y sacó un paquete de cerillas de esos hoteles de carretera ,... faltaba una.

Volvió a guardar el paquete , junto a la foto. Y sin mirar a tras se fue por el camino y se perdió entre la bruma de la mañana.”

Un poco Psicokiller, si ¿y que? A veces se ha de incendiar algo para volver a empezar ;)

He dicho.

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